Labilidad

El manejo de la emoción es quizás uno de los temas más interesantes para abordar en el coaching. Realmente es algo que se debe tener en equilibrio en el día a día, para enfrentar la realidad que nos rodea de una manera correcta y saludable.

Puede suceder que en un solo día la persona se encuentre inmersa en diferentes situaciones que conduzcan a estados emocionales completamente diferentes. Esto no es fuera de lo común, aunque sí se convierte en un tónico habitual se estaría hablando de labilidad emocional.

La labilidad suele ir acompañada del concepto emocional. Es decir, la labilidad emocional se refiere de cierta manera a la inestabilidad afectiva que una persona puede tener. El concepto de labilidad emocional se refiere a algunos comportamientos que son desproporcionados en su manifestación. Por ejemplo, risa excesiva o gritos exagerados.

Labilidad emocional puede convertirse en una propensión útil cuando se trata de problemas desde diferentes puntos de vista. De hecho, existe un cierto grado de labilidad emocional en casi todas las personas, ya que todas tienen una gama de emociones habituales.

Sin embargo, en otros casos se vuelve tan intenso y repentino que más allá de ser una característica de la personalidad, puede ser, en sí mismo, un tipo de síntoma de un trastorno mental.

Labilidad

También es importante señalar que la labilidad se refiere a una tendencia a cambiar rápida y abruptamente en relación con el estado emocional.

Cuando se produce este fenómeno psicológico, las emociones varían casi como si siguieran el movimiento de un péndulo, aunque no necesariamente con esa regularidad entre períodos.

Sus causas son:

Los cambios en el nivel de energía, los patrones de sueño, la autoestima, la concentración, el consumo de alcohol o drogas de una persona pueden ser signos de un trastorno del estado de ánimo que se aproxima.

Muchas cosas podrían desencadenar cambios de humor, desde dietas poco saludables o estilo de vida hasta el abuso de drogas o el desequilibrio hormonal.

Otras causas importantes de cambios de humor (además del trastorno bipolar y la depresión mayor) incluyen enfermedades, trastornos que interfieren con la función del sistema nervioso. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), la epilepsia y el autismo son tres ejemplos como estos.

La hiperactividad a veces acompañada de falta de atención, impulsividad y olvido son los síntomas cardinales asociados con el TDAH.

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