Onomatopeya

La onomatopeya es uno de los recursos literarios más utilizados y cuya función está centrada en imitar ciertos sonidos. La imitación de estos sonidos puede sufrir alteraciones según con cuál sentido se perciban, por ejemplo, cuando algún objeto tiene un patrón errático, como lo puede ser un “zigzag”, con esa palabra se está representando lo que se capta con la vista, al igual que el “click”, muy usado hoy en día para referirse a la acción de pulsar los botones del mouse o ratón de una computadora para generar una acción en el equipo, pues imita el sonido que se produce al hacerlo.

Onomatopeya

En el mundo literario son utilizadas como una descripción que enriquecería la lectura, permitiéndole al lector una gama mucho más amplia de recursos que los ayuden a imaginar adecuadamente ciertas situaciones. Algunos ejemplos de este recurso literario son: el suave susurro de su voz, el chasquido de su lengua mostraba desaprobación, sus pies rozaban el piso como si de una piedra se tratase: sólo un ¡pum, pum! se escuchaba, los pétalos de la rosa emitían un sonido similar a un “¡Puf!”.

Igualmente, las onomatopeyas tienen un uso realmente regular, apreciándose en cualquier conversación meramente cotidiana. Usualmente se usan para imitar los sonidos de los animales, además de ruidos humanos y causados por máquinas. Las imitaciones pueden variar según el idioma en el que el niño se cría, pues el acento que el dialecto acarrea es, en la mayoría de los casos, conservado por el individuo que los adquiere; por ejemplo, un francés no pronunciaría el sonido de un pato igual que un estadounidense, pues los franceses acostumbran a pronunciar las vocales de distintas maneras según el acento que éstas lleven, por lo que su lengua está adaptada a vocalizar estos sonidos, haciendo que los términos que produzca suenen similar a su idioma, lo que lo hace diferente a la pronunciación de la otra persona.

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